Agencia de traducción vs traductor freelance, ¿qué es mejor?
A la hora de contratar servicios de traducción, se suele escoger entre dos alternativas: contratar un traductor freelance o acudir a una agencia de traducción. Si bien ambas opciones son válidas, cada una presenta sus limitaciones.
Lo primero que hay que tener en cuenta son las necesidades y prioridades del proyecto: precio, tiempo de entrega… pero la clave está en conseguir un producto final de calidad.
El texto traducido debe ser fiel al original, adaptarse perfectamente a su función en la cultura receptora y estar redactado con elegancia. Y hay distintas formas de llegar a ese resultado,
Traductores autónomos
Esta opción es muy viable para traducciones a un solo idioma, cuando los textos no sean de gran volumen y cuando el cliente puede adaptarse al calendario de entregas que acuerde con el traductor.
En el caso de los traductores freelance, hay que tener en cuenta que la producción diaria de un traductor autónomo oscila entre 2000 y 3000 palabras.
Los traductores autónomos son grandes profesionales y sus servicios son más asequibles que los de una empresa, pero pueden presentar algunas desventajas:
- Disponibilidad limitada: Al tratarse de una única persona, si ya tienen un trabajo entre manos o tienen un evento personal (una cita en el médico, por ejemplo) no podrán aceptar más encargos o aquellos que no puedan cuadrar en su calendario.
- Combinación de idiomas: Salvo excepciones, lo normal es que solo ofrezcan un par de combinaciones.
- Capacidad de producción: Al trabajar de forma individual, tendrán una producción máxima diaria que nunca podrán superar.
- Control y medios de revisión limitados: Trabajan solos, por lo que se autorrevisan (en el caso de que tengan tiempo), y no hay otro par de ojos que revise sus traducciones.
- Además, cuando se decide elegir un traductor independiente, es el cliente quien va a tener que hacer la búsqueda del profesional y escoger a aquel que tenga la experiencia y la formación necesaria para realizar el trabajo deseado.
Agencia de traducción
Las agencias de traducción simplifican el proceso para el cliente. En una agencia, por lo general, los traductores no tienen que encargarse de tareas administrativas, por lo que su tiempo se dedica exclusivamente a traducir.
Por otro lado, las empresas de traducción están preparada para afrontar trabajos que requieren de la traducción en diferentes idiomas, de grandes volúmenes de palabras o de disponibilidad inmediata.
Para grandes proyectos, se necesita un equipo de traductores con gran capacidad productiva. En este caso, una empresa de traducción está capacitada para absorber grandes volúmenes de trabajo.
Estas compañías cuentan con una cartera de traductores especializados y segmentados de tal manera que puedan abarcar diferentes proyectos a la vez. Y dentro de esto, programarlos y revisar las traducciones antes de su entrega definitiva.
Además, la disponibilidad de una empresa de traducción siempre va a ser mayor que la de un traductor autónomo.
En este sentido, al contar con una amplia cartera de profesionales, las empresas tienen una gran capacidad para adaptarse a los picos más altos de demanda, ofreciendo una rápida respuesta a sus clientes.
El inconveniente de las agencias de traducción es que no siempre es fácil gestionar estos grandes grupos de personas ni controlar el trabajo de los profesionales con los que trabajan.
Esto puede provocar problemas de coherencia entre distintos proyectos para un mismo cliente e incluso dentro de un único proyecto. Y cuando surgen estos problemas, el seguimiento y la depuración de responsabilidades resultan más complicados.
Como es lógico, la multitud de servicios y proveedores disponibles en una agencia hace que el personal de gestión sea imprescindible, lo que encarece el coste de sus servicios.
En definitiva, la elección de una empresa de traducción o de un freelance dependerá de tus necesidades y las de tu proyecto. Ni una agencia ni un traductor es por sí mismo garantía de calidad.
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